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Historia del Sáhara

Era precolonial

Antes de la imposición del Protectorado, el reino de Marruecos era un país totalmente independiente y unido; y el Sahara estaba bajo su plena soberanía, dado que no había ninguna entidad clara establecida en ese territorio, separada del reino marroquí.

Las tribus vivían en lo que se llamaba en aquel entonces (Sayba, es decir anarquía), y los sultanes de Marruecos estaban ejerciendo el poder a través de la designación de algunos jefes o sus representantes personales, y el envío de dahires (decretos) a las tribus del Sahara, hechos que justifican la lealtad, la pleitesía y el fuerte apego al Sultán de Marruecos. Entre estos argumentos, los documentos de nombramiento y destitución de los agentes de las autoridades, los funcionarios, los militares y los líderes religiosos. La mejor prueba es la del decreto del emir del Emirato de Trarza en el suroeste de Mauritania, que había sido firmado por el sultán Moulay Abdelaziz. En el año 1905, el mismo sultán encargó a su gran visir Cheikh Mohammed Hassan Ben Yaich, realizar una gira de inspección a Saguia el Hamra, donde estaba entregando los Dahires de nombramiento a los Caids y a los representantes de la administración que habían jurado lealtad y pleitesía al Sultán.

Desde 1898 hasta 1905, el sultán Mulay Abdelaziz, estaba interesado por la construcción de la ciudad de Esmara enviando el material necesario a través del puerto de Tarfaya, e incluso en el momento del establecimiento del Protectorado en Marruecos, el Reino marroquí no dejó de recaudar impuestos desde esta región.

Cabe señalar que el príncipe alauí Moulay Idriss Ben Abdul Rahman, fue el enviado a  la ciudad de Esmara y al resto de las zonas del sur, para cobrar los impuestos y mantener la resistencia contra las tentativas de invasión venidas de los franceses en el sur de Senegal (las batallas que dirigió en el Emirato de Tagant)...

A pesar de la ocupación española, se han conservado dos aspectos relacionados con la soberanía marroquí, a saber: la pleitesía, es decir redacción de un documento de lealtad por los jefes de las tribus al Rey, y el compromiso de predicar (rogar, suplicar) al Rey en los discursos y sermones en las mezquitas.

Incluso durante la colonización francesa de Argelia en 1830, el reino de Marruecos se extendía en una superficie de dos millones de kilómetros cuadrados. Es más en todas las épocas sus provincias del Sahara representaban las fronteras con Argelia, Mauritania y algunos países de África.

Así, el acuerdo firmado el 27 de noviembre de 1912 entre Marruecos y España, ejerció un régimen de protectorado en los territorios del Sultanato de Marruecos, concretamente en el norte y en el sur de la zona del Protectorado francés que ocupaba la mayor parte de los territorios de Marruecos. Las regiones comprendidas en la zona de influencia española continuaron bajo la autoridad civil y religiosa del  jalifa o representante del Sultán, con residencia en Tetuán.

Los países europeos tienen sobrado conocimiento del contexto de la ocupación de las regiones del Sahara por España; de hecho, los argumentos y los documentos que están a su disposición, particularmente en Madrid, París, Lisboa y Londres, confirman que Marruecos ejercía soberanía sobre las regiones del Sur. Por lo tanto, en las conferencias de Berlín en 1884-1885 y de Algeciras en 1906, en las que se aceptaba el reparto de Marruecos en zonas de influencia entre Francia y España, a la primera le correspondía el centro del país y a la segunda la zona del norte y del sur  del reino.

A este respecto, es de mayor importancia citar la posición de Alemania, porque fue el último país europeo que aceptó la imposición del Protectorado francés en Marruecos, en su acuerdo firmado con Francia en 1911, había puesto como condición inviolable la necesidad de proteger la soberanía del Rey de Marruecos y de preservar la integridad territorial del reino.

Marruecos era un objetivo atractivo para las potencias occidentales, debido a su posición y su interés estratégico y a su proximidad a los países europeos; las primeras muestras de colonización y expansión se remontan al siglo XV y XVI, cuando los españoles fueron atraídos por el litoral del Sahara. Su primer establecimiento sobre esta parte del litoral sahariano data de 1476. Por su parte, los portugueses empezaron una política expansionista en Marruecos para controlar la costa y las actividades de piratería.

A partir de 1865, los españoles iniciaron numerosas incursiones en la costa sur de Marruecos con el fin de estabilizarse, para explotar sus riquezas pesqueras y controlar el flujo del comercio, haciendo frente al mismo tiempo a cualquier intervención (injerencia) de otras potencias coloniales en aquellas zonas.

El tratado de Alcáçovas fue firmado entre España y Portugal en 1479, un acuerdo que constituyó una plataforma para repartir los territorios atlánticos entre ambos países, con lo cual Portugal se le reconoció a España la soberanía sobre las Islas Canarias y el sur de Marruecos, mientras que España reconoció el reino de Fez (actual Estado marroquí) como en el esfera de influencia del reino de Portugal.

En 1884 España pudo ocupar las zonas costeras del sur de Marruecos, pero las fuerzas coloniales españolas no eran capaces de extender su autoridad sobre el conjunto del territorio marroquí, limitándose solamente al control del centro comercial de la isla de Dakhla, y esto se debe a la intensa resistencia marroquí por un lado, y a las enormes dificultades financieras a las que se enfrentaba España por otro lado.

El acercamiento político entre España y Francia dio lugar a la celebración de acuerdos entre las dos potencias coloniales, como el tratado firmado el 27 de junio de 1900, en el que ambos países delimitan las fronteras de sus zonas de influencia en Marruecos. Las disposiciones de este tratado se confirmaron en los tratados del 03 de octubre de 1904 (tratado secreto) y del 27 de noviembre de 1912, según los cuales España ejerció un régimen de protectorado hasta los años 1956 y 1958, pero pese a una serie de ataques en varias regiones de Marruecos, la ocupación efectiva del Sahara no se realizó hasta 1934, cuando se apoderó de las ciudades de Esmara y la región de Oued Eddahab (Río de Oro).

En el tratado de Fez del 30 de marzo de 1912, se establece el protectorado francés sobre Marruecos; luego Francia firma un acuerdo con España el 27 de noviembre de ese mismo año, reconociendo a Madrid el territorio de la zona sur y norte de Marruecos, estableciéndose el protectorado español, con capital en Tetuán, bajo la autoridad del  jalifa o representante del sultán de la zona, Muley Mohammed Mehedi Uld Ben Ismael, sustituido por su hijo Muley El Hassan Ben El Mehdi en 1923; salvo la ciudad de Tánger que obtiene carácter de ciudad internacional por el estatuto de 1923 ejercido por varios países.

Sin embargo, la resistencia marroquí a la ocupación se llevó a cabo en todas las zonas hasta la producción de la independencia formal de Marruecos y el fin del protectorado, en virtud del acuerdo franco-marroquí firmado el 2 de marzo de 1956, que puso fin al tratado de 1912 y Marruecos lograría recuperar su independencia. Seguido por el acuerdo hispano-marroquí el 07 de abril de ese mismo año, a consecuencia del cual Marruecos consigue la independencia, y comenzó a reclamar algunos territorios todavía ocupados.

Marruecos logra su independencia en 1956, finalizando los protectorados ejercidos por Francia y España sobre su territorio. Pero, la recuperación de algunos territorios controlados por España se hicieron en sucesivas etapas: el norte en 1956, las zonas de Tarfaya en 1958 y Sidi Ifni en 1969. Por lo tanto, Marruecos sigue proclamando ante las Naciones Unidas la recuperación de las provincias de Río de Oro y la Saguia el Hamra (las provincias del Sur).

Marruecos ha recuperado la mayoría de sus territorios a través de negociaciones y por vías pacíficas, este fue el caso, fundamentalmente, con España. Pero, los adversarios de Marruecos fomentaban el conflicto del Sahara y se oponen a la realización de su integridad territorial, mediante la financiación y la ayuda del frente Polisario.

Tras el rotundo éxito de la Marcha Verde, Marruecos consiguió concluir el Acuerdo de Madrid con España, que confirmaba el derecho legal de Marruecos sobre su Sáhara. En represalia, Argelia aprovechó la oportunidad del nacimiento del Polisario, que desde entonces ha instrumentalizado como movimiento separatista destinado a desestabilizar la soberanía política, religiosa e histórica de Marruecos.

Para debilitar al Reino, Argelia acogió al movimiento Polisario en su suelo de Tinduf. Mientras Marruecos recuperaba sus provincias del sur, el Frente Polisario no encontró mejor forma que llevar de vuelta a parte de la población saharaui a campamentos en territorio argelino, a los que se denominó campos de refugiados.

El Frente Polisario mintió y manipuló a la parte de la población que fue llevada a Tinduf, en Argelia. Todos los saharauis saben que en noviembre y diciembre de 1975, el Polisario pidió a muchos saharauis que asistieran a reuniones en Gueltat Zemmour y cuando la gente llegó, se les pidió que se trasladaran a otra reunión en Bir Lahlou. Entonces se les pidió que se trasladaran a Tinduf para atraparlos y no permitirles regresar.

Por desgracia, la mayoría de ellos, debido a la falta de transporte, permanecieron atrapados en Tinduf. Algunos de ellos se dieron cuenta rápidamente del engaño y utilizaron todos los medios para regresar a sus hogares en Smara, El Aaiún, Dajla y Aousserd.

La mera existencia de estos campos en un territorio hostil y en condiciones inhumanas durante un periodo de tiempo tan prolongado constituye una flagrante violación de los derechos humanos.

El 16 de octubre de 1975, el difunto rey Hassan II, anunció la organización de una marcha pacífica, conocida como “marcha verde”, en la que participaron unos 350.000 voluntarios marroquíes, de los cuales el 10 % eran mujeres, de todas las regiones de Marruecos en dirección a las provincias del Sahara. La marcha que puso fin a la colonización y ocupación española,  permitiendo a Marruecos finalizar su integridad territorial en las provincias del Sur.

El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (La Corte Internacional de Justicia) aceptó los argumentos de Marruecos sobre la naturaleza de las relaciones entre las tribus saharauis y el sultán de Marruecos. En otros términos, el tribunal confirmó la existencia de derechos, vínculos jurídicos y subordinación de las tribus saharauis que vivían en el territorio antes de la ocupación española a Marruecos. En este contexto, el rey Hassan II instó al pueblo marroquí a organizar una marcha pacífica que supuso el final de la colonización española a las zonas del Sahara.

El 16 de octubre de 1975, el mismo día de la publicación del dictamen de la Corte Internacional de Justicia, Hassan II convoca en un discurso la marcha verde: “Tenemos que iniciar una marcha verde desde el norte de Marruecos hacia el sur y del este al oeste. Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sahara y encontrarnos con nuestros hermanos allí”.

La idea de la marcha verde refleja la sabia decisión de Hassan II que había apostado por la paz sin hacer uso de la violencia y enfrentamiento armado, para recuperar sus tierras saharianas. Desde Agadir, el Rey dirige el 5 de noviembre de 1975 un discurso a los voluntarios de la marcha verde, cuyas únicas armas eran ejemplares del Corán, retratos del rey, banderas nacionales y un efusivo entusiasmo y apoyo popular: “Hemos decidido emprender una marcha pacífica, armados solamente de nuestro derecho y acompañados por nuestros hermanos y amigos. Mañana atravesaremos la frontera para realizar nuestra marcha. Si encontramos un español, sea civil o militar, le saludaremos y le daremos un abrazo, puesto que si hubiéramos querido declarar la guerra a España no hubiéramos enviado personas civiles”.

El 6 de noviembre de 1975, el Rey Hassan II dio la orden a los 350.000 voluntarios, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, campesinos e intelectuales, estudiantes y artesanos, reunidos en Tarfaya, de atravesar la frontera que separaba Marruecos de las provincias del Sahara y realizar la integridad nacional. Marcha que contó con la participación de delegaciones procedentes de Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Sultanato de Omán y Emiratos Árabes.

Tras el éxito rotundo de la marcha verde, España informó a Marruecos el 8 de noviembre de 1975 que estaba dispuesta (o su disposición) a negociar con el Reino marroquí. Justo al día siguiente del mismo año, el rey Hassan II anuncia que los objetivos de aquella marcha se han cumplido y se dirigió a los participantes en la marcha ordenándoles a regresar a la ciudad de Tarfaya, su punto de partida.

Como consecuencia de ello, se firmó un Acuerdo Tripartito hispano-mauritano-marroquí el 14 de noviembre de 1975 en Madrid, por el que España se comprometía a poner fin a su presencia en el Sahara el 28 de febrero de 1976, de modo que evacuó sus fuerzas armadas el 26 de febrero de 1976, dos días antes de la fecha prevista en el acuerdo.

En fin, la marcha verde es un acontecimiento único y emblemático en la historia contemporánea de Marruecos, así como una referencia a la lucha pacífica de los pueblos por recuperar sus derechos desposeídos, organizada e  ideada por el difunto Rey Hassan II, el 6 de noviembre de 1975.

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